viernes, 8 de junio de 2012

UN PERU JOVEN CON UN FUTURO MEJOR


Estamos convencidos que, en términos generales, estamos mejor que hace 20 ó 10 años, por lo menos en lo que a economía se refiere y así mismo que podemos y debemos estar mejor, con la gran salvedad o precisión que esta situación a mejorar para la mayoría de la población, con menos pobres en términos absolutos y relativos, con disminución de las brechas entre ricos y pobres, o sea superar la pésima distribución de ingresos.

Para tener un futuro mejor que, repito, todos o casi todos queremos, es necesario mejorar no una variables aislada, o una sola dimensión, la económica, sino todas las otras, esto es, la política, jurídica, social, institucional, tecnológica, ambiental.

En lo económico debemos incrementar y mejorar la inversión pública y privada pues ella genera producción y empleo de los factores productivos y con el uso de éstos, obtenemos los bienes y servicios que van a significar el producto bruto interno.

En lo político – jurídico, hay que mejorar “las reglas de juego”, las normas, la administración de justicia, la firmeza y predictibilidad de las decisiones y acciones de los agentes económicos, comenzando por el propio Estado.

En lo social, hay que promover la inclusión y movilización social, superando paradigmas y comportamientos anacrónicos e injustos, causantes de frustraciones y desmanes populares, con lo que se genera inestabilidad y condiciones especialmente utilizables para la represión y con esta se llega a la espiral nefasta de enfrentamientos sociales.
Todo esto “juega” en cualquier país, incluido el Perú naturalmente, pero respecto a la estructura de su población, con fuerte incidencia de niños y jóvenes, que se representan una fuerte y creciente demanda de servicios esenciales de salud, nutrición y educación. Vale decir es preciso pensar y actuar sin miedo, sin retardos ni dubitaciones en una Economía de Guerra contra el subdesarrollo, contra la enfermedad, la desnutrición y la ignorancia que dañan a nuestros niños y jóvenes de manera irreparable e irreversible hasta el fin de sus días.

Esto debe tener como correlato inmediato, utilizar a nuestras fuerzas con instrumentos que brinda el sistema democrático, equitativo eficiente que debe tener cada vez mayor vigencia en el Perú, como es el Banco de la Educación a impulsar, crear y desarrollar con participación de los sectores público y privado. Con el buen desempeño de este Banco a crear se podrá pensar en mayor inversión en educación, con mayores y mejores oportunidades, primero de educación, y luego de empleo (mayor y mejor empleabilidad) con lo que se incrementarían los ingresos y por tanto la dinamización de la economía. Facilitará la inversión en ciencia y tecnología, en investigación básica y aplicada.

Que algunos, políticos y autodenominados “no políticos” sigan hablando una y otra vez e la ingenua, que no llega, de asignar el 6% del PBI para educación en el presupuesto anual del sector público.

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