Carlos
A. La Rosa Lama
Muchas
veces muchas personas cometen el grave error de falsa generalización, el
apostrofar a los(todos) empleados públicos como “como de escaza dignidad y
eficiencia”, haciendo escarnio indebido de sus personas.
En
segundo lugar, muchas personas alegan que los (todos) empleados públicos
carecen el nivel de preparación suficiente y adecuada para desempeñar sus
funciones. Es otra falsa generalización, siendo la verdad que muchos empleados
públicos tienen estudios académico – profesionales concluidos de pregrado y
postgrado y que algunos de ellos incluso tienen grados académicos de Magister y
Doctor en universidades del país y el extranjero. La verdad es que muchos de
ellos “estudian por gusto “pues ni les asignan trabajos ni les abonan sueldos
acordes con los estudios y grados que poseen. La mayoría de los empleados públicos
no tienen acceso al diseño de políticas de empleo ni de remuneraciones del
sector Público.
Muchas
personas afirman, sin evidencia empírica, que los (todos) empleados públicos son
sinvergüenzas y coimeros. Pero esto tampoco corresponde a la verdad objetiva de
los hechos, pues la mayoría de empleados públicos acuden diariamente a sus
centros de trabajo a cumplir con esmero y decencia sus labores asignadas, no
son coimeros por que no quieren serlo y porque no tienen posibilidades de
serlo. Entonces, son estereotipos que se han creado, difundido y asentado en el
imaginario popular, acicateado por algunas personas extrañas al sector público,
sin méritos personales, académicos ni profesionales, o por personas que quieren
ser atendidos favorablemente aunque no les corresponda.
De
manera sencilla, he querido indicar de una manera breve y sencilla la poca
feliz y menos objetiva y presta que resulta la inculpación generalizada de los
empleados públicos, aunque ello signifique que apoye cualquier falla,
deficiencia o inmoralidad de los mismos.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Gracias Por tu Comentario...