martes, 22 de mayo de 2012

por la dignidad y eficacia de los empleos públicos

Carlos A. La Rosa Lama

Muchas veces muchas personas cometen el grave error de falsa generalización, el apostrofar a los(todos) empleados públicos como “como de escaza dignidad y eficiencia”, haciendo escarnio indebido de sus personas.
 En primer lugar, podemos decir que muchos empleados públicos son dignos y eficientes, que deben tener comportamientos indeseados incluso para ellos mismos debido a su obligado sometimiento a normas complejas, descoordinadas y atentatorias a la racionalidad procesal que atenta contra toda eficacia, eficiencia y efectividad. Las normas no las formulan ni promulgan los empleados públicos.

En segundo lugar, muchas personas alegan que los (todos) empleados públicos carecen el nivel de preparación suficiente y adecuada para desempeñar sus funciones. Es otra falsa generalización, siendo la verdad que muchos empleados públicos tienen estudios académico – profesionales concluidos de pregrado y postgrado y que algunos de ellos incluso tienen grados académicos de Magister y Doctor en universidades del país y el extranjero. La verdad es que muchos de ellos “estudian por gusto “pues ni les asignan trabajos ni les abonan sueldos acordes con los estudios y grados que poseen. La mayoría de los empleados públicos no tienen acceso al diseño de políticas de empleo ni de remuneraciones del sector Público.

Muchas personas afirman, sin evidencia empírica, que los (todos) empleados públicos son sinvergüenzas y coimeros. Pero esto tampoco corresponde a la verdad objetiva de los hechos, pues la mayoría de empleados públicos acuden diariamente a sus centros de trabajo a cumplir con esmero y decencia sus labores asignadas, no son coimeros por que no quieren serlo y porque no tienen posibilidades de serlo. Entonces, son estereotipos que se han creado, difundido y asentado en el imaginario popular, acicateado por algunas personas extrañas al sector público, sin méritos personales, académicos ni profesionales, o por personas que quieren ser atendidos favorablemente aunque no les corresponda.

De manera sencilla, he querido indicar de una manera breve y sencilla la poca feliz y menos objetiva y presta que resulta la inculpación generalizada de los empleados públicos, aunque ello signifique que apoye cualquier falla, deficiencia o inmoralidad de los mismos.

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